Se habían casado muy jóvenes y ninguno de los dos supo nunca en qué momento habían empezado a vivir uno contra otro. Cuando él murió ella se quedó sin nadie a quien responder malhumorada, sin nadie a quien dejar de escuchar para hacerle de menos, sin nadie a quien hacer callar constantemente, sin nadie a quien organizarle el tiempo y las comidas y las mudas. Cuando él murió ella sollozó preguntando: ¿por qué me has dejado aquí? Y también le culpó de su muerte a destiempo.
Decidida a llevarle la contraria una vez más se murió apenas volvieron del entierro, que él nunca había sido capaz de nada en la vida si ella no iba detrás rematando la faena.
Adela, me.encantan loa minirelatos que escribes. Gracias por compartirlo.
Me gustaMe gusta
Gracias a ti y a todos los que los leéis. El público es imprescindible!
Me gustaMe gusta
Que bueno, faltaría más!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Estos matrimonios/condenas…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cuanto dices con tan pocas palabras. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona