Algo muy malo he tenido que hacer para que mamá no haya vuelto a llevarme al parque, con lo bien que yo me lo pasaba allí, corriendo y corriendo sin parar. Me he quedado sin amigos. Mamá dice que no es culpa mía, que culpa mía es destrozar a mordiscos la pata de la mesa, y que no vuelva a hacerlo, pero esto, no. Yo no sé qué pensar.
Mamá dice que no me preocupe, que vamos a salir todos los días a hacer pis y caca, y dentro de un tiempo, podré volver a jugar con mis amigos. Y seguro que es verdad, pero, mientras tanto, voy a procurar no morder los muebles, por si acaso tiene algo que ver con esto.