Uno se acostumbra a sufrir. La piel va haciendo corteza y uno se acuclilla a su amparo; y así recibes los mismos golpes pero se te antojan más lejanos o más leves. Y uno sigue caminando por dónde antes creyó que no podría hacerlo, como un sonámbulo, sin ver el camino y sin mirar atrás. Pero sigue caminando. Quizás sólo se trate de eso, de no pararse nunca.
Eso era lo que intentabas explicarme. Eso fue lo que aprendí…
(De las memorias de Ismael Blanco)
A mí me pasó lo mismo que a Ismael Blanco, lo aprendí, vaya si lo aprendí!!!
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Corto, pero intenso!!!
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