Me miro al espejo y solo veo al otro lado unos ojos huecos y turbios, como de peces muertos, camino por la calle y no me sigue el eco de mis pasos y los perros gañen alejándose de mí; ni siquiera busco un sitio donde resguardarme de la lluvia por si acaso la lluvia arrastrara mi dolor… de estar sin ti.
Te reconozco en la luz de cada día, en la mirada alegre de las muchachas, en los labios golosos de las mujeres, en los juegos de los niños en el parque, en cada puesta de sol… Te sé parte del aire que respiro, del alimento que me mantiene en pie, te reconozco en mi sombra y en el ritmo de mi pulso… eres la vida que me lleva hacia ti.
Ay Señor!………
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