Soy un hombre corriente
que camina
y se alimenta
y trabaja
como todos los demás;
que quiso
creer en Dios
pero no fue posible;
quizá Dios pensó
que no merecía la pena
llegar al fondo de
un hombre tan corriente…
Soy un hombre corriente
que quiso vivir
enamorado
para sentirse inmortal,
y quiso mucho, y,
probablemente,
a él también lo amaron,
pero camina solo,
al lado o delante o detrás
de su sombra…
La sombra de un hombre corriente.
De las memorias de Ismael Blanco