Diario de Pepín. Día 68

¡Hala, cómo he corrido! Hemos ido al parque, pero cuando no parece el mismo parque, porque está lleno de gente. Mamá me ha soltado y había allí ya otros cuatro perros que se notaba que se conocían de antes. Yo he observado un poco al principio, como hago siempre que oteo un perro de lejos, y luego… ¡a la batalla! Dos perros eran grandotes, pero ya he visto yo que, generalmente, los perros grandes ni se enfadan ni nada, y otros dos eran más pequeños –más grandes que yo, por supuesto, pero más pequeños que los otros-. Bueno, pues uno de los pequeños, que, además estaba muy gordo, venga a ladrarme y a no dejarme en paz. Su papá decía que quería jugar, pero yo no estoy tan seguro, porque yo también quería jugar y no había forma. Total que yo me metí entre los grandes, venga a correr y a correr y no me alcanzaban y, cuando me vi apurado, me subí al muro de piedra y me metí entre las piernas de los señores, que seguro que allí no iban a hacerme nada. Luego llegó también el papá de Cayetana, que es mi amiga enorme y negra, y nos dio una galleta a cada uno, y otro papá con un perro chico que se llama Pirata, pero a ese yo no lo conocía de antes y casi no me dio tiempo a olerlo porque nos marchamos en seguida.

Uno de los papás dijo que yo era un perro muy espabilado. Mamá sonrió y dijo que yo era muy listo.

Autor: AdelaVilloria

Trabajo para poder comer. Escribo para poder vivir.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: