“Estoy un poco harto, la verdad. Todos los días con la misma monserga, con lo a gusto que estaría yo echando una cabezadita en el sofá mientras ella ve la tele. Mírala, ya está en el pasillo esperándome. Si no fuera yo bueno le iban a dar…, pero me da pena. Si no fuera por mí se moriría de asco en casa, sola todo el día. Por eso sigo aquí, a pesar de las ganas que tengo de correr mundo, de husmear por ahí todo el tiempo, de perseguir pájaros. Por eso voy a ir hasta ella meneando la cola y me pondré de manos en sus muslos para que proteste como todos los días, dos veces al día. ¡Sólo porque ella lleva la correa, cree que me saca a pasear!”.