Cien veces

Había escrito cien veces: te quiero. Se apartó un poco, miró la hoja emborronada por las lágrimas y respiró hondo.  Cogió la pluma y escribió de nuevo: te quiero, y, dos segundos después, añadió despacio: olvidar.

Autor: AdelaVilloria

Trabajo para poder comer. Escribo para poder vivir.

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