Como yo era pequeña
me acostumbré a disfrutar
con las cosas pequeñas;
cosas como pisar las hojas en otoño,
como ver volar un pájaro o
hacer hileras las hormigas,
como tocar los cuernos de los caracoles
o ver brotar una semilla…
Eran cosas pequeñas,
cosas de cada día,
que escondía
en mis bolsillos por si acaso.
Por si acaso la vida se olvidaba de mí.