NECROLÓGICA:
Ha muerto Don Luis García Valdés a la edad de 37 años, víctima de un desgraciado accidente. Sus amigos ruegan una oración por el eterno descanso de su alma. Descanse en paz.
SUS AMIGOS:
-¡Te digo que no se cayó!. Sebastián levanta la voz, cierra los puños y adelanta un poco la barbilla cuando insiste.
-¿Qué quieres decir?.
-Luis no era un suicida; era un cachondo. Tenía un gran sentido del humor, muy suyo, eso sí, pero un cachondo al fin y al cabo. O se cayó o le empujaron; lo malo es que eso no lo sabremos jamás…
LUIS
Luis está en los andenes del Metro de Bilbao, distraído, caminando despacio mientras se mira los pies. Ha llegado sólo y se entretiene en leer los carteles publicitarios mientras espera los ocho minutos que quedan para que llegue el próximo tren. Se detiene, los pies separados y las manos en los bolsillos, y repara en el andén de enfrente, que tiene un reborde con un texto pintado con pintura reflectante: «Prohibido acceder a las vías bajo multa de hasta 6000 euros». De pronto, el mismo impulso que le ha llevado, desde que tiene memoria, a entrar en el fútbol sin pagar, a pisar el césped junto al cartel que lo prohibe, o a circular por la autovía a 180 km/hora, se apodera de él. Un ligero temblor en la punta de los dedos le anuncia lo inevitable. Seis mil euros, seis mil euros, seis mil euros. Su mirada machaquea desde el andén al anuncio luminoso del próximo tren. Seis mil euros… el tren se adivina ya en el túnel y algunas personas empiezan a colocarse junto a la banda antideslizante del suelo.
El corazón de Luis está desbocado y un sudor frío resbala por su espalda. El tren avanza aún, lejos de la distancia de frenado. Mientras se lanza a las vías, Luis sonríe pensando cómo van a ser capaces de cobrarle los seis mil euros de multa.